Ideas fundamentales


Gusto por Conocer


El placer de comprender, conocer y descubrir es considerado por Delors una finalidad del proceso de “Aprender a Conocer”. Debemos cultivar la actitud curiosa, observadora y crítica ante lo que nos rodea…formularse preguntas e investigar. A medida que el saber se incrementa, aumenta también la curiosidad intelectual, el sentido crítico y la autonomía de juicio.


Pero cómo podemos estimular la curiosidad y el interés por aprender  en  estudiantes cada vez menos motivados por el aprendizaje y la comprensión de los fenómenos que los rodean, la clave parece estar en el papel que desempeñan las familias y los docentes en la vida de cada niño o joven. Los investigadores coinciden en que la motivación es una capacidad que se puede desarrollar si se aplican las estrategias adecuadas en casa y colegio



Motivación en el entorno familiar


La familia es el entorno en el que comienza la educación del niño. El hogar es el principal modelo de valores y conductas que marcarán el desarrollo cognitivo y afectivo del futuro estudiante. Los progenitores tienen la oportunidad de guiar a sus hijos hacia una actitud de motivación y prepararles para que se interesen y disfruten con el aprendizaje.


Todo debe empezar por educar con el ejemplo. Los padres que muestran interés y entusiasmo por sus tareas o su trabajo y manifiestan su curiosidad por adquirir nuevos conocimientos trasmiten a sus hijos esta actitud de forma natural. Jesús Alonso Tapia, autor de 'Motivar en la escuela, motivar en la familia', afirma que el comportamiento de los progenitores puede influir en la motivación o desmotivación de sus hijos por aprender. Del mismo modo, es importante adoptar esta disposición en el tiempo de ocio con ellos. Enseñarles a buscar la respuesta a sus preguntas, participar en sus actividades con ilusión y demostrar satisfacción cuando consiguen logros significativos son algunos aspectos que fomentan la motivación.


El ambiente en el hogar también debe incitar al esfuerzo y valorar éste por encima de los resultados. Para que el niño se sienta motivado en sus tareas, es necesario que se adecuen a sus capacidades y que la dificultad aumente a medida que adquiere nuevas competencias. Si se le obliga o incita siempre a realizar acciones para las que todavía no está capacitado, es fácil que se desmotive al comprobar que su esfuerzo no ha valido la pena. Si el niño fracasa o no consigue el objetivo propuesto, es necesario enfocar la solución hacia la superación por medio de la constancia y el trabajo y mostrar confianza en sus aptitudes.


Respecto al aprendizaje formal, Alonso Tapia manifiesta que los padres también pueden influir en la motivación de sus hijos con la forma en que les ayudan con las tareas escolares, de modo que se les enseñe a enfrentarse a los problemas y en la relación que establezcan con sus profesores. Un contacto fluido en el que se compartan objetivos y estrategias favorece el interés de los hijos por aprender.


Motivar en la escuela

En el ámbito escolar, el docente adquiere un papel primordial. Para conseguir que sus estudiantes muestren una disposición positiva hacia el aprendizaje, su actitud no se debe limitar a la transmisión de conocimientos, sino que debe poner énfasis en cómo lo hace. Para ello, cuenta con distintas estrategias para aplicar en el aula, hacer sus clases más atractivas y despertar el interés de los estudiantes por los contenidos curriculares, de modo que al finalizar se sientan satisfechos de haber aprendido algo nuevo.


José Escaño y María Gil de la Serna, autores entre otras obras de 'Cinco hilos para tirar de la motivación y el esfuerzo', afirman que los profesores "tienen en el medio escolar la posibilidad de transmitir motivos a los alumnos para esforzarse". Según estos expertos, las intervenciones más importantes que pueden realizar los docentes deben enfocarse a cinco puntos: crear un proyecto personal, despertar interés por el tema de trabajo, fomentar el sentimiento de competencia, mostrar apoyo docente y sentir el apoyo de los compañeros. Para lograr el objetivo de motivación, Escaño y Gil de la Serna proponen una serie de actuaciones en el aula:


  • Relacionar los objetivos de las explicaciones con los objetivos y proyectos de los alumnos.
  • Llevar al aula información sobre el mundo real, que trate aspectos laborales y académicos de interés para los estudiantes.
  • Comenzar las clases con preguntas, incógnitas o datos que despierten el interés por el tema.
  • Fomentar la participación de los estudiantes para que piensen en los temas que ya conocen y muestren su opinión sobre el contenido.
  • Ayudar a reconocer y superar la ansiedad y frustración, reconocer sus capacidades y adaptar las tareas a ellas.
  • Personalizar el trato con el alumno, dedicarle un tiempo exclusivo para hablar con él sobre temas académicos o extraescolares.
  • Proponer trabajos en grupo para favorecer que se ayuden entre sí y aprendan a valorar la labor conjunta de un equipo.




Cultura general y Especialización

"La verdadera sabiduría está en reconocer la propia ignorancia".
- Sócrates

La cultura general es una acumulación de ideas y conocimientos que te permite desarrollar un criterio y aprender a conocer el mundo del que somos parte, se obtiene mediante lectura, estudio y experiencias. No obstante, se debe hacer la separación entre conocimiento y saber;  no es suficiente con acumular conocimiento diverso sin entender realmente los elementos importantes, lo fundamental es tener una amplia base de conocimiento para luego desarrollar aquellos temas que nos resulten interesantes o apropiados para mejorar nuestro propio entorno, el ejercicio de adquirir y seleccionar constantemente nuevos conocimientos nos mantiene atentos a los descubrimientos y avances significativos que surgen.

La adquisición de estos nuevos conocimientos, explícitos e implícitos, es lo que define nuestra propia identidad, y nuestra participación en la sociedad como grupo integrado. Mediante la búsqueda del conocimiento y de las experiencias a los que estamos expuestos podemos definir la información a la que queremos acceder y las habilidades necesarias para la obtención y la aplicación de esta. A través de este conjunto de aptitudes aprendemos a reflexionar sobre nosotros mismos, nos expresamos y evolucionamos de manera racional, ética y comprometida.  

A partir de estos conocimientos “básicos” comenzamos a construir un conocimiento profundo en áreas específicas del saber, aunque la nueva cultura educativa destaca como prestigioso aquello que esta más lejano a los conocimientos básicos, alejando cada vez mas a la sociedad de la apreciación y necesidad por la cultura general.

Actualmente, aquello que se aleja de los conocimientos básicos es lo que se relaciona con mayor éxito y prestigio, es laboral y socialmente mejor visto ser especialista, aunque es en aquellos puntos básicos donde se produce la base “dura” del conocimiento, donde se inicia el saber y desde donde se extrae más tarde, la especificidad.
        
Sin embargo, y de acuerdo a lo postulado por Delors, resulta de vital importancia la posesión de una amplia cultura general que vaya a la par con el nivel de especialización, ya que un especialista que ignore los conocimientos de otras áreas difícilmente podrá interactuar en grupos interdisciplinarios; es sabido que algunos de los descubrimientos que más han aportado al conocimiento planetario han surgido gracias al trabajo conjunto de personas de diferentes áreas.

Es por esto que Delors le otorga una gran relevancia al desarrollo de la cultura general en el individuo, ya que tal como menciona en su libro, “la cultura general, apertura a otros lenguajes y conocimientos, permite ante todo comunicar”.





Ejercicio de atención, memoria y pensamiento

De acuerdo a Delors, un punto clave para poder aprender a conocer, consiste en desarrollar las habilidades mentales necesarias para la retención de información, principalmente la atención, la memoria y el pensamiento.

El avance tecnológico que venimos viviendo desde el siglo XX no sólo ha significado que estemos expuestos a un número creciente de estímulos en la forma de medios de comunicación masiva (televisión, internet, facebook, videojuegos, etc.), sino que además se ha visto un avance progresivo en la velocidad e inmediatez en que la información es presentada al público. Ya no sólo queremos informarnos sobre cierto tema específico, queremos hacerlo en “tiempo real”, y cada vez resulta más fácil cambiar de canal en el segundo en que dejamos de sentir interés en el tema, o hacer click en otro enlace, o cerrar el navegador.

Y es precisamente contra estas prácticas que nos advierte Delors, ya que no permiten que ocurra el adecuado proceso de descubrimiento sobre un tema, el cual sólo se puede lograr mediante la profundización en la información recibida, ni tampoco ayudan a ejercitar nuestra memoria, ya que cada vez dependemos más de otros medios para que recuerden por nosotros la información importante (agenda electrónica, pendrives, alertas en computador, etc.), lo que irremediablemente conlleva a que no contemos con las herramientas necesarias para ejercitar nuestro pensamiento en su máximo potencial.

Ante este panorama, resulta indispensable desarrollar nuestras habilidades mentales, tales como la atención, la memoria y el pensamiento, si queremos tener a nuestra disposición las herramientas básicas que nos permitan aprender a conocer de verdad.



Ejercicio de la atención

“... la facultad de enfocar voluntariamente una y otra vez una atención dispersa, es la raíz misma del juicio, el carácter y la voluntad. Nadie es dueño de sí mismo si no la posee. Una educación que mejore esta facultad sería la educación por excelencia”
– William James, “Los Principios de la Psicología”.

Podemos definir la atención como el proceso cognitivo de concentrarse en forma selectiva en un aspecto del ambiente, ignorando otras cosas. Nuestros sentidos reciben miles de millones de estímulos cada segundo, pero nuestro cerebro sólo procesa unos 40 de ellos, precisamente aquellos en los cuales centramos nuestra atención. Uno de los ejemplos más comunes de esto es cuando logramos escuchar la voz de una persona en particular en medio de una concurrida fiesta.

La atención ocupa un rol fundamental en el proceso de aprendizaje, ya que el desarrollo de esta capacidad es imprescindible para la adquisición de nuevos conocimientos, lo cual no sólo es necesario durante los años de estudio de un individuo, sino que es una necesidad que se mantiene a lo largo de toda la vida.

Pero la atención debe ser ejercitada constantemente, ya que si logramos alcanzar un alto nivel de concentración, nuestra mente se relaja y se vuelve más receptiva hacia el aprendizaje, al tiempo que mejora la memoria, aumenta la claridad de pensamiento y la creatividad.

Existe una gran variedad de métodos para ejercitar la atención, muchos de los cuales pueden ser incorporados en el ámbito educativo con actividades tan sencillas como detectar diferencias entre dos imágenes similares, practicar algún deporte o disciplina artística, o mediante la práctica de la meditación. Disciplinas como el yoga han demostrado ser efectivas en las escuelas, no sólo para mejorar la concentración mental, sino para el desarrollo integral de los alumnos, mejorando su autoestima y su percepción del mundo.


Ejercicio de la memoria

La memoria es, sin duda, una de las funciones más importantes del cerebro y de la mente humana, ya que gracias a ella podemos codificar, almacenar y recuperar la información recibida desde el ambiente.  Por supuesto, no todos los estímulos a los que ponemos atención merecen ser memorizados, pero de todas maneras, la memoria es fundamental para todo tipo de aprendizaje a lo largo de nuestras vidas, por lo que es necesario ejercitarla constantemente.

Dentro de los distintos tipos de memoria, Delors le entrega especial importancia a la memoria asociativa, aquella relacionada con el almacenamiento y recuperación de información por asociación con otras informaciones. Gracias a este tipo de memoria podemos, por ejemplo, recordar eventos de nuestra infancia con sólo mirar una fotografía o visitar nuestra antigua escuela.

Tradicionalmente ha existido una cierta reticencia hacia la memorización de contenidos en el ámbito educacional; sin embargo, los especialistas coinciden en que es necesario entrenar la memoria desde la infancia, y con justa razón, ya que la memoria juega un papel fundamental en procesos clave como el aprendizaje del lenguaje. Es gracias a la memoria que podemos recordar el sonido y significado de las palabras, así como su representación gráfica. 


Pero el entrenamiento de esta función de nuestro cerebro no tiene por qué resultar tedioso. Es posible recurrir a juegos de memorización clásicos como encontrar parejas de cartas iguales, recordando su posición. También es posible memorizar información mediante canciones, dibujos y, como se mencionó anteriormente, relacionando contenidos. En definitiva, existe una amplia gama de actividades que se pueden incorporar al ámbito educacional, que permitiría el ejercicio por parte de los alumnos de la facultad mental de memorizar.



Ejercicio del pensamiento

Podemos decir que el pensamiento es un producto de la mente, que puede surgir mediante actividades racionales del intelecto o por abstracciones de la imaginación. Para Delors resulta importante que se desarrolle el pensamiento en su más amplio espectro, incluyendo distintas formas de pensamiento que permitan enfrentar de mejor manera el conocimiento de nuestro mundo y nosotros mismos.

El pensamiento se desarrolla en los individuos desde temprana edad, siendo nuestros padres los primeros maestros que nos guían a interpretar nuestro mundo. Es en este punto en que convergen la atención y la memoria, ya que gracias a ambas habilidades de nuestra mente podemos seleccionar información, relacionarla con otra y, finalmente, generar nuestras propias conclusiones, nuestro propio “nuevo conocimiento”.

El ejercicio del pensamiento, según Delors, debe incluir el pensamiento concreto y abstracto, así como el método deductivo y el inductivo, tanto a nivel de enseñanza como de investigación. Esto es, ejercitarnos para poder desarrollar nuestro pensamiento a nivel de las cosas materiales y tangibles presentes en el mundo que nos rodea (pensamiento concreto), o a nivel de relaciones entre las cosas para formular teorías (pensamiento abstracto), así como la capacidad de desprender una conclusión a partir de una o varias premisas (pensamiento deductivo), o deducir que si algo es cierto en algunas cosas, lo será en otras similares (pensamiento inductivo), teniendo en mente que algunas disciplinas requerirán de uno u otro tipo de pensamiento, pero generalmente será necesario utilizar una combinación de varios.

A nivel educacional, el ejercicio del pensamiento puede ser incorporado en la medida en que se permita a los alumnos expresar sus propios puntos de vista, es decir, permitir que realicen sus propias relaciones mentales de los contenidos aprendidos y puedan generar un flujo coherente de “nuevo conocimiento”, producto de su proceso interno de reflexión.


Y es precisamente en este punto donde el desarrollo del lenguaje cobra especial fuerza, puesto que sin un nivel adecuado de lenguaje no es posible expresar a cabalidad las relaciones mentales en torno a un tema, y como vimos anteriormente, tanto la atención como la memoria juegan un papel fundamental en el desarrollo del lenguaje, y por lo tanto, del pensamiento, reafirmándose entonces la postura de Delors en torno a la importancia de desarrollar aquellas habilidades mentales para su utilización en la educación y a lo largo de la vida.